martes, 12 de mayo de 2015

El tiempo, indetenible e implacable…



 


Los días pasan sin que apenas podamos cumplir la agenda  propuesta y mucho menos poner al día lo pendiente. Las memorias se diluyen en las horas y perdemos la noción . ¿Hace cuánto tiempo sucedió?  ¿Días?  ¿Meses? ¿Años?

La verdad ya no soy consciente de hace cuánto tiempo llegaste, y mucho menos cuando te fuiste.

Tu llegada fue abrupta, impetuosa, como un golpe de viento fresco de repente, furtivo, pero suave, tenue, imperecedero. Entraste despacio a mi vida, pero de manera contundente, fuerte, atrevido,  cauto. Cada mirada, cada sonrisa, cada una de las incontables horas de charlas sin fin en cualquier parque o acera, ese primer beso, un poco robado, un tanto tímido, pero definitivamente indeleble, como marca de acero grabada a fuego.

Ese día de primavera quedaron para siempre encadenadas estas almas, que se acariciaban, se deleitaban con solo mirarse, en la que cada encuentro era fiesta que rebozaba el alma y las ganas, en que cada roce, cada beso, cada aliento compartido era sublime, se complementaron y se amaron con la piel, con los sueños, con los besos y las ideas.

Ha pasado el tiempo y ni siquiera sé si fue ayer ese amor o aun existe. El tiempo pasa tan aprisa, ya no soy consciente de las horas, pero sí de tu ausencia, de la gélida distancia en la que estas… no estoy segura cuando ocurrió, ¿Ayer? ¿hace meses? ¿años? El tiempo transita sin remedio, sin que podamos detenerlo ni dar marcha atrás, y la vida que construimos, que soñamos, que tantas veces conversamos se ha marchado con él … maldito calendario que va acumulando más días de estar sin ti… que temible realidad de ver trascurrir el tiempo y crecer cada día la distancia entre los dos…

No hay comentarios.:

Publicar un comentario