Los días pasan sin que apenas podamos cumplir
la agenda propuesta y mucho menos poner
al día lo pendiente. Las memorias se diluyen en las horas y perdemos la noción .
¿Hace cuánto tiempo sucedió? ¿Días? ¿Meses? ¿Años?
La verdad ya no soy consciente de hace cuánto
tiempo llegaste, y mucho menos cuando te fuiste.
Tu llegada fue abrupta, impetuosa, como un
golpe de viento fresco de repente, furtivo, pero suave, tenue, imperecedero.
Entraste despacio a mi vida, pero de manera contundente, fuerte, atrevido, cauto. Cada mirada, cada sonrisa, cada una de
las incontables horas de charlas sin fin en cualquier parque o acera, ese
primer beso, un poco robado, un tanto tímido, pero definitivamente indeleble,
como marca de acero grabada a fuego.
Ese día de primavera quedaron para siempre
encadenadas estas almas, que se acariciaban, se deleitaban con solo mirarse, en
la que cada encuentro era fiesta que rebozaba el alma y las ganas, en que cada
roce, cada beso, cada aliento compartido era sublime, se complementaron y se
amaron con la piel, con los sueños, con los besos y las ideas.
Ha pasado el tiempo y ni siquiera sé si
fue ayer ese amor o aun existe. El tiempo pasa tan aprisa, ya no soy consciente
de las horas, pero sí de tu ausencia, de la gélida distancia en la que estas…
no estoy segura cuando ocurrió, ¿Ayer? ¿hace meses? ¿años? El tiempo transita
sin remedio, sin que podamos detenerlo ni dar marcha atrás, y la vida que
construimos, que soñamos, que tantas veces conversamos se ha marchado con él …
maldito calendario que va acumulando más días de estar sin ti… que temible
realidad de ver trascurrir el tiempo y crecer cada día la distancia entre los
dos…
No hay comentarios.:
Publicar un comentario