Cada
uno de nosotros tiene un ilimitado
número de opciones en cada momento y situación que se nos presenta. Somos los
faros que orientan nuestro propio camino. Podemos ser un resplandeciente farol
que ilumina nuestro derredor, guiándonos por donde debemos continuar. Pero a
veces las adversidades que encontramos a nuestro paso, opacan esa luz , y la
herrumbre del dolor, la desilusión, el desamor, la soledad, a veces nos
corroe, la llama se extingue,
entonces, nos convertimos en un triste
farol sin nada que decir con solo unas viejas historias que contar…y nos
hacemos rumiantes del dolor, fanáticos de la tristeza, y olvidamos que la llama
más grande, el haz más intenso, surgen de una pequeña chispa en un instante. Sé
la lámpara que ilumina, el farol que guía, el haz que aclara o la chispa que
encienda, pero no permitas que se extinga tu luz…
Esta es una compilación de historias, propias o prestadas de otros autores. Desde que recuerdo, en mi cabeza han dado vueltas experiencias que se han traducido en letras, recientes y de tiempos viejos. Quien las comparte se encuentra en reconciliación con sus amantes, como dice J. Bucay Amante es "Lo que nos apasiona". Lo que ocupa nuestro pensamiento antes de dormir y quien a veces, no nos deja dormir. Este es uno de ellos. El puente de lo intangible con la realidad a través de la palabra.
jueves, 14 de mayo de 2015
martes, 12 de mayo de 2015
El tiempo, indetenible e implacable…
Los días pasan sin que apenas podamos cumplir
la agenda propuesta y mucho menos poner
al día lo pendiente. Las memorias se diluyen en las horas y perdemos la noción .
¿Hace cuánto tiempo sucedió? ¿Días? ¿Meses? ¿Años?
La verdad ya no soy consciente de hace cuánto
tiempo llegaste, y mucho menos cuando te fuiste.
Tu llegada fue abrupta, impetuosa, como un
golpe de viento fresco de repente, furtivo, pero suave, tenue, imperecedero.
Entraste despacio a mi vida, pero de manera contundente, fuerte, atrevido, cauto. Cada mirada, cada sonrisa, cada una de
las incontables horas de charlas sin fin en cualquier parque o acera, ese
primer beso, un poco robado, un tanto tímido, pero definitivamente indeleble,
como marca de acero grabada a fuego.
Ese día de primavera quedaron para siempre
encadenadas estas almas, que se acariciaban, se deleitaban con solo mirarse, en
la que cada encuentro era fiesta que rebozaba el alma y las ganas, en que cada
roce, cada beso, cada aliento compartido era sublime, se complementaron y se
amaron con la piel, con los sueños, con los besos y las ideas.
Ha pasado el tiempo y ni siquiera sé si
fue ayer ese amor o aun existe. El tiempo pasa tan aprisa, ya no soy consciente
de las horas, pero sí de tu ausencia, de la gélida distancia en la que estas…
no estoy segura cuando ocurrió, ¿Ayer? ¿hace meses? ¿años? El tiempo transita
sin remedio, sin que podamos detenerlo ni dar marcha atrás, y la vida que
construimos, que soñamos, que tantas veces conversamos se ha marchado con él …
maldito calendario que va acumulando más días de estar sin ti… que temible
realidad de ver trascurrir el tiempo y crecer cada día la distancia entre los
dos…
domingo, 10 de mayo de 2015
Letras del ayer
Revisando
escritos del ayer, de manera objetiva,
encontró señales que nunca vió y que
pululaban sobre ella, como abejas sobre el néctar de la flor. Y se dio cuenta
que lo había perdido mucho antes de que terminara, y que la ausencia y la
distancia levantaron un iceberg mayor que el que hizo colapsar al Titanic, que
por más llamas que encendiera, aunque le
echara gasolina, no iba a calentar,
porque el frio, era un miedo ancestral que congela hasta los huesos, que el
motivo nada tenía que ver con lo que
ella era, sino con la historia que había detrás de él, y que hace, que
hasta el alma más valiente temiera (y él no era valiente), no para la clase de
valentía que significa separar las realidades y darle a cada una su justo valor
y el lugar que corresponde. Siempre tuvo que pagar los platos que no rompió, el
por su historia, ella por él. Y aun así creyó en el amor, en las palabras, en
las vivencias, y ella lo amó más que a
su propia cordura, y su amor le devolvió
a él la fe, la estima, el valor y pudo hacer lo que nunca hizo, entonces, a
partir de ella, creyó en él cómo no lo había hecho y despertó, abrió los ojos y se atrevió a
coquetear consigo mismo y con la libertad, que siempre quiso, pero nunca supo
cómo lograr o afrontar. Y entonces ya,
con su fuerza, su seguridad y estima,
más no con ella, alzo el vuelo…
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