Extendida… en busca de la luz que llena de
energía, de esperanza, de calor. Cuantas veces intentamos salir de nosotros
mismos y extender un puente hacia otro lugar, otra persona, otra vida…
Cuántos sueños hemos dejado pasar por no
atrevernos a luchar por lo que deseamos, tantas oportunidades se han escapado
porque somos los peores verdugos y los más duros jueces que se puede tener.
Cuántos amores se han diluido en el tiempo por no llegar a tiempo al encuentro
del ser amado.
Cada vez con más frecuencia nos tropezamos con
gente que muere de soledad estando rodeados de personas, áridas de calor,
ávidas de contacto, siempre alertas, esperando, buscando la señal de
acercamiento que, a veces nunca llega, porque no acaban de comprender que con
su actitud las aleja cada vez más.
Extender
las manos, la mirada, los gestos, la palabra, los abrazos, la caricia, el
toque, el saludo, solo atrevernos por un momento a ser y hacer lo que el
corazón anhela. La mejor luz que nos guía cuando todo parece sumido en la
oscuridad, es el reflejo de nuestra alma y el latido del corazón…
Lo esencial es atreverse y luchar por la propia utopía,
por más absurda e insensata que parezca, es ella el eje que equilibra nuestro
ser, es la razón para tener razones, o, mejor aún, la razón para no ser
razonable…