miércoles, 25 de noviembre de 2015

SUEÑO




De pronto un suspirar se desliza furtivo sin que pueda detenerlo, y las memorias llegan e irrumpen con vehemencia.
La tranquilidad y los pensamientos se desvanecen.
El cuerpo despierta de un letargo ancestral que espera silente el encuentro final.
Y en un lenguaje sin palabras ni insinuaciones expresa un deseo que no dice más. Las miradas hablan, los roces se cuentan, todo lo que los labios se han empeñado en callar…
Llegas y me sorprendes, con una mirada capaz de leer mi alma, una sonrisa que ilumina el más gris de los días, y un roce de pieles, sutil, casual, con el poder de estremecer la fibra más íntima del cuerpo.
La seducción de compartir una atracción silente, un deseo que no se expresa, pero que está latente de manera infalible.
Una afinidad natural, un anhelo constante de cercanía matizado por el temor de la llegada.
La incertidumbre de la espera disfrazando la agitación  del encuentro, la magia de lo imaginado, el contraste  de la realidad …

SUEÑO

En la oscuridad del sueño un deseo palpita
De un alma sin dueño que anhela conquista.
Que espera con ansia el arado en su carne,
Que queme la distancia con una piel que arde.

Palmo a palmo recorrer la dureza del camino
Y enseñarte a suspirar y embriagarme de tu vino.
Quiero temblar en el silencio de este tormentoso sueño
Y hacer vibrar cada espacio, cuando por fin seas mi dueño.


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